Si yo fuera de esa gente que tiene sueños, anhelos y otras enajenaciones mentales de ese estilo, creo que mi sueño, si descartamos acertar primitivas, ser deportista de élite, temas clasificados para mayores de 18 años y otras cosas así de prosaicas, sería escribir. O, mejor dicho, ser escritor. Que no es lo mismo.
Pero tengo un problema: que no sé por dónde empezar. Algún ingenuo podrá pensar que lo elemental sería empezar por escribir, pero no es tan fácil. Escribir, ¿de qué? ¿En qué estilo? ¿Cultivando qué género? Está claro que lo primero parece ser una sesuda reflexión, así que esto empieza mal.
Pero hagamos el esfuerzo, que es por una buena causa, y pensemos por un momento en el género que más se adaptaría a mis habilidades (no se rían; es sólo una forma de hablar).
-Poesía: Yo lo descartaría, la verdad. Las veces que lo he intentado he estado a punto de provocarme lesiones cerebrales al tratar de leer unas cosas que deberían haber sido versos pero en realidad estaban más cerca de ser la transcripción de un mal viaje con alguna droga aún por inventar. Si eso, esperaré a que el rollo beat se ponga otra vez de moda.
-Libros de viajes: Vade retro. Dada mi aversión a los viajes, que últimamente está derivando en incapacidad física de sobrevivir más de ocho horas alejado de mi sofá, esta variante queda descartada. Al menos hasta que desaparezcan algunos estúpidos prejuicios y la gente deje de mirarte mal cuando describes lugares en los que no has estado.
-Ensayos: Una vez lo intenté. Estuve a punto de hundir la industria farmacéutica, sección somníferos. Desde entonces recibo llamadas amenazadoras a medianoche. No tengo vocación de mártir, así que paso de meterme con lobbys tan poderosos.
-Libros de historia: Esa sería una opción interesante si no fuera por algunos detalles sin importancia como:
a)Escribir de historia exige documentarse, y eso es algo que
da pereza.
b)Todo el mundo sabe el final, lo que reduce mucho la posibilidad de crear suspense.
c)No tengo ni puta idea de historia, lo que unido al apartado a) podría llegar a ser un inconveniente, si no insalvable, sí de cierta importancia.
-Memorias: Sería una opción estupenda si tuviera 80 años, hubiera llevado una vida llena de aventuras y repleta de anécdotas interesantes, y el Alzheimer me respetara lo suficiente como para recordarlas. Afortunadamente, el tercer supuesto se da (por el momento), pero, desgraciadamente, no así los dos primeros.
-Otras variantes: Prospectos de medicamentos, proyectos urbanísticos, memorias de actividades económicas, cartas de suicidio… sí, ya sé que hay muchas posibilidades, pero ninguna acaba de convencerme. En el tema de los prospectos, la temática tiende a la monotonía y el estilo al encorsetamiento, y no me veo capaz de revolucionar el sector, la verdad. Redactar proyectos urbanísticos y cosas así mola, pero me falta el detalle de tener algún conocido en ministerios (ni un triste concejal en la familia, oigan). Escribir memorias de actividades económicas quizá me gustara, si supiera lo que son. Y encuentro que el género de las cartas de suicidio adolece de una cierta falta de feed-back entre el autor y su público. Lo que les digo, que ninguna me convence.
Qué nos queda? La ficción. La siempre fiable ficción. Cuanto más lo pienso, más ventajas le veo. No necesito documentarme: si escribo de algo que no conozco (lo más probable), basta con no dar detalles. Los personajes pueden ser todo lo increíbles, disparatados, absurdos y espantosos que se quiera, y aún así tener la seguridad de que se quedarían cortos en la comparación con algunos de los personajes de carne y hueso que todos vemos a diario. Y la trama puede ser como uno quiera: creíble o increíble, lógica o ilógica, continua o a saltos, interesante o aburrida, buena o mala… cualquier cosa vale. El dominio del lenguaje tampoco es requisito indispensable, porque puedes escribir como te salga del cimbel y justificarlo después como un ejercicio estilístico de inmersión en el lenguaje y la jerga choni, taleguera, policial, juvenil, botellonera o esquizofrénica, y no faltará quién se lo crea. En fin, ya les digo, todo ventajas. Así que está decidido: la ficción será mi elección. Y como la brevedad no está entre mis pocas virtudes, los relatos quedan automáticamente descartados. Será, pues, una novela.
Pero, lejos de terminar con esta decisión, mis problemas no han hecho sino comenzar. Ahora toca elegir el estilo y la temática. Oh, cielos, como si no hubiera uno pensado suficiente ya esta semana. Pero, en fin, ya puestos, tentemos a la suerte, sigamos pensando (y esperemos que no pase nada; por si acaso, el último que apague la luz).
En principio, parece lógico que el tema debe ser entretenido, interesante y atrayente para un buen número de personas, potenciales compradores de la novela no nata. Así que pensemos. ¿Qué le interesa a la gente? La respuesta es obvia, pero me temo que escribir de sexo no se me daría bien, dada mi escasa experiencia en el tema y mi natural vergonzoso .Una pena, pero mejor asumir las propias limitaciones desde el principio y no llevarse un desengaño más tarde.
Otro tema podría ser el deporte, pero la competencia de la prensa especializada en el sector deporte (y ficción, ya puestos) es tan brutal que habría que luchar con uñas y dientes para hacerse un hueco. Una opción improbable.
Los temas esotéricos parecen haber pasado de moda, para escribir novelas románticas no doy el tipo (no soy una cincuentona británica con cara de… cincuentona británica escritora de novelas románticas), así que las posibilidades se agotan.
Tendrá que ser una novela policiaca, entonces. Y que sea lo que Dios quiera (donde no llegue el talento, que llegue el orgullo: no voy a ser menos que un número infinito de monos, caramba).
De momento, ya tengo los dos primeros capítulos. Les mantendré informados.
5 comentarios:
Otro género que deberías contemplar son los viajes imaginados. Apuesto a que se te daría bien.
Solo una cosa..escribe sin miedo.
Ya sabes que soy un fanático de la policiaca...pero también puedes escrbir novela erótica.
Si ya tienes los dos primeros capítulos no se hable más, atrévete a adelantarnoslos y te criticamos abiertamente.
Creo que elite se escribe sin acento pero no te preocupes, no estás solo, "EL PAÍS" también lo hace, yo te lo digo por si quieres que te tengamos por un escritor serio, rollo Marías.
Visto lo visto podrías escribir sobre el problema de escribir...
Espero que la novela vaya p'alante. Yo soy muy partidario de la novela negra, adelanto.
Con ese sentido del humor, lo que quieras.
Me he reído particularmente con tus experiencias con la poesía: identificación total.
Hugs
di
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