Así, como sin querer, nos hemos plantado en el 31 de Diciembre. El día en el que esta bolita (achatada por los polos) compuesta por tierra, agua y detritos variados completa una nueva revolución alrededor del Sol. Para el viaje ha necesitado 365 días (y algunas horas, pero redondeemos), el periodo que los humanos llamamos un año. Este que hoy acaba, concretamente, hace el número 2010 desde que a alguien se le ocurrió empezar a contarlos tomando como punto de inicio el nacimiento de un niño en Galilea, en unas desafortunadas condiciones de saturación hotelera (ridículo, sí, pero por algún sitio hay que empezar a contar).
Ha sido el año en el que España, para asombro de propios y extraños, ha ganado el Mundial de Fútbol, lo que resulta tan espectacularmente incomprensible que supongo que bastará para recordar este año para siempre. Pero ha sido también el año de la crisis, de ver como muchas cosas se derrumbaban alrededor, de locales cerrados, de los parados (gente paseando, con las manos en los bolsillos, con cara de circunstancias). Ha sido el año del miedo (al futuro, al presente) y de la rabia (por un pasado estúpido, por aquellos polvos que ahora traen estos lodos). Ha sido el año en el que todos hemos perdido la poca inocencia que pudiera quedarnos. Aunque, por supuesto, nos queda todavía un poco de esperanza. Ya saben, es lo último que debe perderse.
En lo personal, ha sido un año peculiar. Ha sido el año en el que descubrí los blogs, e incluso me decidí a abrir uno (sé que he llegado con cierto retraso al mundo blog, pero mi vida se podría resumir como llegar perpetuamente tarde, a todo; en cualquier caso, no hay que llegar primero, hay que saber llegar). Ha sido un año en el que me he aburrido, me he asustado, me he peleado con el mundo y conmigo mismo, me he agobiado, me he estresado, me he vuelto a aburrir, me he vuelto a estresar… Pero acabo el año bien, equilibrado, sin (mucho) estrés, sin aburrimiento. Con las cosas más claras que hace 365 días. En paz conmigo mismo (el mundo tendrá que esperar). Y moderadamente feliz. Así que no me quejo, porque podría haber sido mucho peor.
Por eso, pese a todo, pese a todo lo que ha pasado este año, estoy de buen humor. Así que voy a desconectar por unos instantes mi habitual misantropía para desearles a todos que el próximo año sea mejor (mucho, infinitamente mejor) que el que hoy acaba. Para todos, y en todos los sentidos, por pedir que no quede.
Disfruten de la próxima vuelta alrededor del sol. Abróchense los cinturones.
Y crucen los dedos, porque no hay salidas de emergencia, el piloto está borracho y los controladores en rebeldía.
Feliz 2011.
9 comentarios:
Ay... ¿moderadamente feliz?, si es que hay veces que es para darte y no parar.
Feliz 2011, (aunque moderadamente).
Un ubérrimo año 2011 en felicidades.
placer en conocerte durante este año. y buena entrada de año para ti y tus entornos comentaristas
feliz 2011 cazurro !!!
Unbesazo cargado de optimismo y con la esperanza de que este va a ser mejor año que el que termina
Espero que hayais entrado con buen pie.
¿Cómo se aburre un adulto al que le guste leer y además tenga churumbeles en casa?
Feliz Año Misántropo Moderado de Felicidad Media
Feliz 2011. Jo, leyendo tu resumen del año veo que el 2010 es muy fácilmente mejorable. Pues eso, que este año sea mucho mejor.
Yo también he llegado tarde a esto de los blogs, pero, qué pasa, nosotros lentos, pero seguros, ¿no? XDDDDDDDDDD FELIZ 2011!
Bonita entrada. Y me encanta la ultima frase, es verdad de la buena.
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