jueves, 20 de mayo de 2010

EL PASTAFARISMO VA A LLEGAR

Una de las cosas más reconfortantes del mundo es comprobar que hay gente que se aburre más que yo. Cada uno lleva el aburrimiento como puede, la mayoría malamente, pero de vez en cuando se puede encontrar alguno que hace del aburrimiento virtud, y con un poco de sentido del humor y visión crítica consigue crear algo bello. Es el caso del señor Bobby Henderson.

Este señor es un ciudadano de los Estados Unidos de Norteamérica, y además es físico. Dos desgracias similares, salvo por el hecho de que la primera le puede pasar a cualquiera y la segunda la eligió él solito. Bueno, pues este señor se aburría soberanamente un día de finales de 2005 cuando leyó en la prensa que el Consejo de Educación del estado de Kansas, allá en su tierra, había decretado, por el artículo 33, la obligación de dedicar en las clases de biología el mismo número de horas lectivas a la explicación de la teoría de la evolución y al la teoría del diseño inteligente. Al señor Henderson la cosa no le hizo excesiva gracia, pero como los useños son gente civilizada, en lugar de echarse a la calle a quemar mobiliario urbano y gritar proclamas ripiosas en contra del gobierno, y como por lo visto, además, ese día se sentía inspirado, decidió crear una nueva religión. Porque yo lo valgo.

Así que, en una carta abierta a las sesudas cabezas del Consejo de Educación, solicitó formalmente que se dedicara también un huequecito en las clases de biología a la explicación de su nueva teoría acerca del origen del universo. Surgió así el pastafarismo.

A pesar de ser, en sus inicios, algo a mitad de camino entre un desahogo y una broma, la cosa fue creciendo de una manera estrepitosa (ah, bendita internet) y el movimiento alcanzó un amplio reconocimiento, incluso internacional (algo menos que el catolicismo, pero bastante más que el Hare Krisna, por ejemplo). Jugaba con ventaja, la verdad, porque en el pastafarismo, si no consigues la salvación eterna, al menos estarás bien alimentado. Y eso siempre es de agradecer.

Henderson es un tipo ingenioso, que intentó parodiar la teoría del diseño inteligente. Como además es un tipo leído, intentó hacerlo utilizando un argumento clásico y elegante: la reducción al absurdo. Así que se sacó de la manga un diseñador y creador de todas las cosas, al igual que los seguidores del creacionismo, pero allá donde estos hablaban un tanto crípticamente de un nebuloso diseñador, Henderson, mucho más descriptivo, le brindó al mundo el que probablemente haya sido el dios más divertido de la historia (incluyendo el panteón griego, que había puesto el listón muy alto): el todopoderoso, omnisciente y nutritivo Monstruo de Espagueti Volador (FSM, en sus siglas en inglés; MEV o Monesvol para los hispanoparlantes).

Haciendo un juego de palabras entre pasta y rastafari, Henderson le dio nombre a su religión (perdón, a su teoría científica de la creación del universo), y se encontró de repente con multitud de seguidores. De entre estos, es lícito suponer que alguno entendió la ironía; por pura estadística, es obligatorio suponer que la mayoría no la entendió en absoluto. El caso es que la criatura prosperó y fue creciendo, y como suele pasar en estos casos, comenzó a amenazar con desmandarse, así que el impulsor de la cosa, antes de que el tema pasar a mayores, cortó las herejías de raíz y se dedicó a desarrollar más en profundidad los puntos básicos de esta nueva creencia (puntos que Henderson ya había incluido en su carta al Consejo de Educación). Así que se dedicó al tema, publicando en su web El Evangelio del Monstruo de Espagueti Volador, en el que se autoproclamaba su profeta y aprovechaba para ir dándole cuerpo a la teoría, puliendo sus creencias canónicas.

Según éstas, el mundo fue creado por un ser todopoderoso llamado Monstruo de Espagueti Volador, con el aspecto de una masa de espagueti con albóndigas y una especie de tentáculos que reciben el nombre de apéndices tallarinescos. Las imperfecciones del mundo se deben a que el monstruo estaba borracho durante la creación. Bien por él.

Todas las evidencias que apoyan “erróneamente” la evolución han sido plantadas por el MEV a propósito, con el fin de poner a prueba la fe de sus creyentes. El MEV guía constantemente la conducta de todos los seres humanos (creyentes o no) por medio de sus apéndices tallarinescos.
El MEV reveló su mensaje al propio Henderson y al Capitán pirata Mosey, que desde entonces son sus profetas y ministros de la Primera Iglesia Unida del MEV. Los seguidores pastafaris visten de pirata, tienen los viernes como su día sagrado (por supuesto, descansan también el sábado y el domingo, en señal de respeto a las demás religiones), y celebran el 19 de Septiembre el Día Internacional de Hablar como los Piratas (no se me quejen, aún así no son la religión más extravagante ni de lejos).

Pero una religión (perdón, una teoría científica de la creación del universo) que se precie debe contar con su paraíso para los fieles cumplidores de sus preceptos y con un infierno en el que castigar a los herejes y descreídos. Henderson también había pensado en eso, y nos brindó una beatífica descripción del lugar en el que pasar la eternidad si se supera la oposición:

-El cielo está repleto de volcanes de cerveza y fábricas de bailarines/as de striptease.

Pero también nos dió un terrorífico anticipo de lo que nos espera si somos malos:

-El infierno también tiene volcanes de cerveza, pero caliente y sin gas; y también tiene fábricas de bailarines/as, pero todos/as tienen enfermedades venéreas.


Por si esto fuera poco, el MEV nos ha traído la buena nueva de que el calentamiento global se debe a que el número de piratas ha descendido drásticamente desde el siglo XIX. De hecho, voces autorizadas (entre ellas la del propio Henderson) se han apresurado a identificar el aumento de la piratería en el Golfo de Aden, en el Mar Rojo (frente a Somalia, para entendernos), como un signo irrefutable de la veracidad del mensaje del MEV: Somalia tiene uno de los índices de piratas por cada 100 habitantes más alto del mundo, y en cambio sus emisiones de gases de efecto invernadero (y por tanto su calentamiento) son de las más bajas del planeta.

Para terminar, el símbolo sagrado de los pastafaris es una cruz en la que en lugar de un Cristo crucificado hay un tenedor para comer pasta. Para mi gusto, ahí se patinaron un poco. ¿Dónde se ha visto un pirata comiendo espagueti con tenedor? Ainss, es que no me cuidan los detalles, y luego nos salen las relig… las teorías que nos salen. Así está el mundo.

La verdad es que me he reído un montón con la ocurrencia del señor Henderson. Puestos a renunciar al sentido común, al menos tengamos fe en algo divertido. Y todo gracias a la impagable inspiración brindada por los miembros del Consejo de Educación del Estado de Kansas (que debe ser el único Consejo de Educación del mundo capaz de haber hecho, aunque indirectamente, algo distinto de confundir alumnos y cabrear profesores con reformas educativas absurdas). Fíjense, hasta me están entrando ganas de acercarme hasta Kansas City y plantarles un beso en los morros. Pero creo que me aguantaré.






PS: Para los más descreídos: la teoría es perfectamente consistente. De verdad de la buena. Yo mismo la he sometido a los más agudos análisis (argumento ontológico, las cinco vías de Santo Tomás para la existencia del MEV,…) y no hay manera de meterle mano, oigan. Impecable.


PPS: Los señores del Consejo de Educación del Estado de Kansas se la envainaron en agosto de 2006, y dijeron que lo del diseño inteligente igual no era tan científico como a ellos les había parecido, y que lo de hacer obligatoria su enseñanza lo dejaban para más adelante. Si eso no es un milagro que prueba la existencia del MEV…

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