Debo comenzar con una aclaración: en un principio, había titulado este post “Todo lo que usted siempre quiso saber acerca de la educación de sus hijos, pero nunca se atrevió a preguntar”, pero entonces pensé que:
1-Resultaba muy largo.
2-Un título así me parecía, no sé muy bien por qué, cargado de evidentes connotaciones sexuales.
Y dado que:
3-Esto pretende ser para todos los públicos, y
4-Prefiero no escribir con según qué asociaciones de ideas en la cabeza,
He llegado a la conclusión de que:
5-Mejor desechar el título original, y
6-Poner algo que así a primera vista suene más serio, con aires de ensayo inglés del XVII.
Aunque, en el fondo (y disculpen estos rolletes, pero tengo cierta tendencia al desnortamiento, y, si no lo pongo todo bien clarito, no siempre soy capaz de seguir mis propios razonamientos), lo que viene a continuación no es más que un breve y sin embargo indispensable prontuario en el que ustedes encontrarán, queridos padres vocacionales y/o amantes poco previsores, todo lo que necesitan saber para educar a esas criaturas cuasihumanas que solemos llamar hijos.
Porque, a pesar de que dichas criaturas presentan, en el momento de su nacimiento, una variabilidad muy reducida en cuanto a forma y hábitos, existen numerosos métodos por los que decantarse a la hora de domesticar a nuestra descendencia. Y como me parece que ya me estoy extendiendo demasiado para ser una introducción, vamos con el meollo de la cuestión: los distintos modelos de enfocar la educación de los hijos.
-Modelo Laissez-Faire- Consiste en dejar hacer al niño lo que quiera. En el caso (harto probable) de que lo que quiera sea una tropelía, puede mirarlo muy fijamente durante unos 5-10 segundos, para que recapacite y comprenda lo negativo de su conducta (en casos extremos, conviene reforzar el efecto de la mirada moviendo la cabeza reprobatoriamente). Muy recomendable cuando el CI niño>CI padres. Presenta la ventaja de ser sencillo de aplicar, aunque cuenta con el hándicap de unos resultados inciertos a largo plazo.
-Modelo Buenrrollista- Objetivo: hágase amigo de su hijo. Comparta sus vivencias, adopte su criterio estético, mimetícese con él. A cambio, obtendrá (probablemente) el rechazo de la criatura desde una temprana edad (circa 6 años) y (seguramente) el rechazo del resto de la sociedad cuando lo vea, a sus cuarentaypico tacos, vestido como un rapero adolescente de hábitos botelloneros. Pero, y el orgullo de ser amigo de su hijo, ¿qué? ¿Eh? Que hay que valorarlo todo…
-Modelo Fundamentalista- El objetivo, en este modelo, no es educar al hijo, sino disfrutar siendo uno con el cosmos al transitar por el asombroso proceso de la maternidad/paternidad. La regla es sencilla: su conducta debe ir siempre encaminada a lograr que la criatura sea el ser viviente más feliz del universo conocido y alrededores, sin importar los sacrificios. A cambio, obtendrá un hijo mimado, arruinará su vida social (y posiblemente, salvo coincidencia extrema de criterio, también su vida de pareja) y disfrutará de la íntima satisfacción de mirar por encima del hombro, con una impagable sensación de superioridad, a los padres que lo hacen mal.
-Modelo Siglo XXI- También conocido como modelo LOGSE. Se basa en la premisa de que los niños son seres altamente traumatizables, por lo que es necesario adecuar los objetivos a sus capacidades, evitando toda frustración. ¿Le parece complicado? No lo es. La clave es establecer unos objetivos mínimos, fácilmente alcanzables. A riesgo de decir una perogrullada, reparen en el detalle: cuanto más mínimos sean los objetivos, más fácilmente alcanzables serán. Verán qué sencillo.
-Modelo Booking- Como los modelos anteriores, es de aplicación sumamente sencilla. Sólo es necesario comprar un libro en el que figuren los secretos de la educación infantil, deshacerse de cualquier vestigio de sentido común que pudiera quedarnos a esas alturas, y seguir los consejos del libro al pie de la letra. También necesitarán un cronómetro, un termómetro, un sonajero digital, micrófonos, sistemas de videovigilancia, detectores de movimiento y papel milimetrado para dibujar las diversas gráficas (de crecimiento y engorde, temperatura ambiental y corporal, etc, etc). Pero no se preocupen: algunos libros vienen con el kit completo. Eso sí, cuestan una pasta, pero, oigan, que estamos hablando de un hijo, no me sean tacaños.
-Modelo Tradicional- Opción en desuso actualmente, aunque todavía cuenta con seguidores. Es de ejecución más complicada que las anteriores, pero presenta la ventaja de que, al partir de la premisa de que el niño es un ser prácticamente humano, no necesita atrezzos espectaculares, conductas marcianas por parte de los padres ni una especial sensibilidad anti-traumas infantiles. Como inconvenientes, precisa de sentido común y su reconocimiento social es escaso.
-Modelo Años 50- Variante del modelo anterior, con la salvedad de que el padre tiende a inhibirse de la crianza, delegando en la madre todo el proceso. Se evitan así interferencias y posibles contradicciones entre los progenitores que pueden confundir al niño. A favor: para los padres es un chollo, y los niños crecen que da gloria verlos. En contra: no es un método que goce de mucho predicamento entre las madres (de hecho, a mí no me coló; una pena).
-Modelo Experimental- Deseche consejos y opiniones ajenas, ármese de espíritu científico y recurra a la observación (“el niño está llorando”), a la formulación de hipótesis (“el niño tiene hambre”), y a su comprobación por el método de ensayo-error (“el niño no come fabada; el niño prefiere leche”). Es un método muuuuuy laborioso, propenso a las situaciones grotescas (“¿y si pruebas a ponerlo cabeza abajo, a ver si se calla?”; “¿y si le cantas algo de Dyango, a ver si se duerme?”) y fuente de agrias discrepancias con las madres, suegras, tías mayores y demás matronas veteranas de la familia. Como punto a favor, suele dar buenos resultados (sobre todo a partir del segundo hijo).
Ya ven qué sencillo. Sólo tienen que escoger el modelo que mejor vaya con sus aptitudes, carácter y posibilidades, y ya pueden lanzarse a la feliz e inconsciente aventura de la reproducción.
Ya están preparados.
PS: Por supuesto, todo lo que acaban de leer no es más que una tontería. Háganlo lo mejor que puedan, como todos, y esperemos que con eso sea suficiente.
PPS: Aunque evitar situaciones como ésta podría ser un buen principio.
10 comentarios:
¡Me quedo con el método tradicional!. Aunque desde luego el del experimento debe ser infinitamente más divertido.
Ay! qué difícil es criar a un hijo!!
Creo que el sentido común es lo mejor, pero todos cruzamos la línea del esperpento en algún momento.
Nosotros, por ejemplo, hemos usado chupete para los dos. Con C. leímos que era bueno poner varios chupetes en la cuna por si lo perdía que lo encontrara rápido y no llorara. Lo que conseguimos fue que tuviera el chupete en la boca y otro cogido en la mano y si perdía cualquiera de los dos, lloraba con lo cual se multiplicaba el número de veces que había que ir a dárselo.
Con J. sólo hemos usado uno, pero llora como un descosido cuando pierde el chupete o su ratón de peluche...
Me apunto al método tradicional, sección colleja.
Para mi hablando en serio, lo que es más dificil es que la educación en casa la llevan dos personas a la vez con ideas no siempre coincidentes.
Como ya sabeis los que seguis mi blog yo me quede guerfanito a los 6(snifff sniff que penita doy), pero al margen de todas las consideraciones penosas, siempre le digo a mi madre que ella nos ha educado como ha querido ella, sin que nadie le lleve la contraria y que eso tiene muchas cosas malas pero no ha tenido que ponerse de acuerdo con nadie.
Ah!!! y que me ha parecido muy interesante esta clasificacíón...
tengo varios silogismos estrafalarios del metodo experimental seccion "me ha dicho mi prima que..."
jajaja. y buah buah buah (lloros). ¡demasiado bien reflejas las tendencias y algunas dan pánico!.
El metodo años 50 aun funciona, solo tienes que buscarte una de 60.
EDC, nosotros hacemos "conclave" en la cocina para ponernos de acuerdo en cómo afrontar ls cosas,y ¡hemos hecho muchuuuuchos!.
Niño: lo de los chupetes se soluciona con cadena corta, a nosotros nos funciona con los dos....y no se ahogan.
RECOMIENDO VER,ESCUCHAR Y VOLVER A VER, LO QUE DICE EL JUEZ DE MENORES EMILIO CALATAYUD EN ESTE VIDEO (os pongo la pagina ):http://www.educa.madrid.org/portal/web/educamadrid.
Espero que os guste.
Lo siento,no controlo bien los vinculos.En youtube estan estos dos videos:
El 1:decalogo para hacer un delicuente:
http://www.youtube.com/watch
?v=oFITWUc8ZHE.
El 2. leccion magistral:
http://www.youtube.com/watch
?v=oFITWUc8ZHE
http://www.youtube.com/watch
?v=ANvTDeyJ6_c
Espero que os guste.
A mi también me hubiera gustado que colara el método de los años 50...
Es que habéis nacido muy pronto o muy tarde, porque el método años cincuenta está volviendo. Todo ese rollo naturista (fundamentalista) que, para colmo, defienden algunas que dicen ser feministas conseguirá que las mujeres vuelvan a encerrarse en el hogar. Con un empujoncito de la crisis y el paro...
Ya están empezando por culpabilizar a las madres que no dan el pecho por lo menos seis meses.
Doctora, tus experimentos sobre la tolerancia de un crío a la variación de los horarios de las comidas se presentan apasionantes. Y las batallas con tu prole por la nocilla y las chuches prometen ser épicas. Anímate.
Niño, yo no lo considero difícil, pero sí agotador, laborioso, absorbente y, en muchísimas ocasiones, tremendamente frustrante. Pero, a pesar de todo esto, a mí me compensa (aunque todavía no sé muy bien por qué).
Chico, no sé si criar a los hijos uno solo es una ventaja, pero, indiscutiblemente, es una realidad que cuando se hace en pareja, la crianza resulta a menudo una fuente de tensión para los padres.
Yo también soy de la sección colleja. Vengan esos silogismos.
112, el juez Calatayud es un crack. Aunque también es triste considerar un fenómeno a un tío que no hace más que aplicar el sentido común (quizá sea verdad que es el menos común de los sentidos...)
Gonzalo, ser hombre es durísimo: nosotros renunciamos a todos esos entrañables momentos de comunión paterno-filial del día a día (con gran espíritu de sacrificio y pensando en el bien de los niños) y ellas se lo toman a mal. Somos unos incomprendidos.
Annie, exacto: siempre he pensado que nací demasiado tarde (lo de que volverán los buenos tiempos lo dices para animarme, ¿verdad?). Sobre el naturismo, me vas a permitir que no diga nada, porque a mi los -ismos me calientan la boca con facilidad y se puede liar.
Publicar un comentario