viernes, 9 de julio de 2010

ONE FINE DAY

Lunes, 5 de Julio de 2010.


7:50- Suena el despertador. Lo apago.

7:55- Vuelve a sonar. No lo había apagado bien. Menos mal.

7:59- Me afeito. La primera pasada de la maquinilla me hace un corte. No es nada, pero sangra de cojones. Ssssstupendo.

8:02- Afeitado a medias. El lavabo parece el decorado de la matanza de Texas. Me pregunto si alguien habrá muerto desangrado por un corte al afeitarse. Decido que es poco probable.

8:03- Valoro la posibilidad de dejarme barba.

8:04- Decido que la barba en Julio no es lo mejor.

8:15- Salgo de la ducha. No me he caído. El día empieza a mejorar.

8:16- Con la ducha se me ha ido el papelito de la cara y vuelvo a sangrar. Pues nada, más papel.

8:17- Voy a desayunar. No hay café. Ssssstupendo (bis)

8:18- No hay leche.

8:19- No hay galletas.

8:20- Al borde de la desesperación descubro un paquete de Krispies. Bravo y viva! Estoy salvado.

8:21- Los Krispies a palo seco hacen una pasta acojonante en la boca.

8:23- La pasta se disuelve con agua. Bien.

8:25- Me lavo los dientes. Descubro una mancha de sangre en la camisa.

8:26- No hay camisas limpias.

8:27- Valoro la posibilidad de ponerme un jersey.

8:28- Decido que el jersey en Julio no es buena idea.

8:29- Decido que la mancha casi no se ve.

8:33- El coche no arranca. Ssssstupendo (y 3). Nunca me ha gustado esta mierda de coche.

8:35- El coche arranca al tercer intento. Dios, amo a este cacharro.

8:55- Entrada al trabajo.

8:56- Las plazas de parking a la sombra están ocupadas. Curiosamente, por coches con aire acondicionado. El mío no lo tiene. Mierda de cacharro.

8:57- Empiezo a sudar pensando en el momento de coger el coche por la tarde.

9:00- Ya tengo 13 correos urgentes en el Outlook. Va a ser un día duro.

9:05- Me llama el jefe. Reunión en 5 minutos. Trago saliva.

9:07- Me llama el otro jefe. Reunión en 5 minutos. Pregunto si es la misma reunión que con el otro jefe. Me dice que no. Le comento que el tema de la ubicuidad todavía no lo tengo controlado, y si la cuestión se va a resolver atendiendo al primero en llamar, a la antigüedad en el cargo o al escalafón en el organigrama. Me dice que bueno, que da igual, que ya me volverá a llamar.

9:10- Acudo a la reunión con el primer jefe. Está hablando por teléfono. En el antedespacho estamos esperando 5 personas. Decido que es buena señal. No creo que vayan a despedir a 5 tíos de golpe, y si hay bronca, tocaremos a 1/5 de bronca cada uno. Ánimo.

9:25- Seguimos esperando. El acre aroma del teléfono echando humo empieza a filtrarse desde el despacho del jefe.

9:30- Su Excelencia nos honra con su permiso.

9:32- Fin de la reunión. Nos ha encargado elaborar un informe sobre la implantación de una pijada. Los 5 abandonamos el despacho sintiendo una reconfortante sintonía: todos hemos pensado que para una cosa que podía habernos pedido con un simple mail no hacía falta tenernos 20 minutos esperando, y ninguno ha creído oportuno comentarle que la pijada en cuestión lleva 15 días implantada.

10:15- Llamada de centralita. Un proveedor quiere verme. Pregunto si tenía cita. La telefonista me dice que no. Pregunto qué quiere. La telefonista contesta que verme. Medito un instante la posibilidad de que la telefonista me esté vacilando. Al final prefiero pensar que no.

11:33- Fin de la entrevista con el proveedor. Me ha puesto la cabeza como un bombo, me ha hecho mil ofertas que no necesito, he perdido una hora que si necesitaba y mi simpatía por la telefonista ha bajado muchos enteros. Decido que necesito un café.

11:35- En la cafetería la máquina tiene el día creativo: le he pedido un capuchino y me ha puesto un té con limón. Sin azúcar. La maldigo.

11:36- Entra el otro jefe. Pregunta qué tal la reunión. Bien, digo yo. Pregunta qué si tengo un rato ahora. Sí, digo yo. Mira significativamente el té con limón en mis manos. Capto el mensaje, abrevio el trámite y lo acompaño a su despacho.

11:38- Llegamos al despacho del otro jefe, ambos en silencio: él parece pensativo; yo tengo quemaduras de 2º grado en la lengua. Espero que diga algo.

11:40- Fin de la reunión. Me ha encargado otro informe sobre la implantación de otra pijada, totalmente incompatible con la pijada que ya está implantada y sobre la implantación de la cual me ha pedido otro informe el primer jefe. Decido que tengo problemas: debo elaborar dos informes contradictorios, mis jefes no saben utilizar el correo electrónico, tengo la lengua abrasada y sigo necesitando un café.

12:15- Llamada de centralita. Otra visita. Pregunto si es otro proveedor. La telefonista contesta que no. Le pido que me dé alguna pista. Es un inspector de trabajo. Hoy no es mi día.

12:45- Prueba superada. Un trámite de documentación. Hemos tenido suerte y el inspector se había tomado su medicación.

12:47- De vuelta al despacho. Los correos urgentes se han multiplicado por 5. Malditos. Debí haberlos contestado antes de que llegaran a la edad de reproducción.

13.45- Liquido el tema correos. El teléfono lleva un rato sin sonar. No es que lo eche de menos, pero es raro. Lo miro y compruebo que estaba mal colgado. Definitivamente, necesito un café.

14:00- Cambio de turno del personal. Hora de visitas. Se me plantea la misma queja por parte de 12 trabajadores. Me pregunto de qué coño hablan en la hora del café. Está claro que el trabajo en común no es una virtud con mucho predicamento en la empresa.

14:35- Vamos a comer. Ni me he dado cuenta de la hora que es.

14:50- Terminamos de comer. Probablemente hemos batido algún record mundial. Tengo que mirar en el Guinnes en cuanto está el mejor tiempo.

16:10- Vuelta al curro. No me pregunten. Uno tiene derecho a un rato de asueto en mitad de la jornada laboral.

16:12- Nuevo episodio de la invasión de los correos urgentes. Terror de serie B. Mucho miedo.

16:30- Tema correos solucionado. 36º a la sombra. Al sol, supongo que más, aunque no me atrevo a comprobarlo.

16:33- Correo de mi mujer desde el pueblo. Con una foto de los niños en la piscina. No sé si es para animarme o por joder. Decido pensar bien. La otra opción no me llevaría a nada bueno.

17:05- Paseo por las instalaciones. Efectivamente, al sol hace todavía más calor que a la sombra.

17:09- Doy por concluido el paseo. Demasiado calor. Todavía quedan 2 horas para salir? Seguro que este reloj funciona?

17:10- Pues si, si funciona. Decido dedicarme a los correos no urgentes.

17:20- Acabo de enterarme de que el orgasmo del cerdo dura 30 minutos. Echo cuentas: no llego a 30 minutos ni sumando todos los de mi vida. Qué cabrón, el cerdo.

17:25- Acabo de enterarme de un truco utilísimo para pagar menos llamando por teléfono a números 901 y 902. Está siendo una tarde productiva, pero no dejo de darle vueltas a lo del cerdo. La envidia me está amargando.

17:41- Me llama el Jefe para pedirme unos documentos. Le prometo que en un minuto se los mando.

17:45- Le mando los documentos.

17:48- Llamada del otro Jefe para preguntarme por qué le he mandado esos documentos. Lo del cerdo me ha impresionado tanto que me he confundido de Jefe.

17:50- Le envío los documentos al Jefe correcto.

18:10- El Jefe me llama y me pide que vaya a su despacho.

18:12- Llego a su despacho. Está hablando por teléfono. Me imagino otros 20 minutos de espera, como por la mañana.

18:24- Sólo han sido 12. Bravo y viva.

18:25- El Jefe es conciso. Quiere que lo acompañe a dar una vuelta por las instalaciones. Cerca de 40º a la sombra, recuerden. Se podrá considerar esto como mobbing? Digo que faltaría más.

19:15- Volvemos al despacho del Jefe. Él está fresco como una lechuga. Yo sudo como un pollo. Pienso que tengo 10 años menos que el Jefe y me deprimo. Pienso que dentro de un momento tendré que coger el coche convertido en una sauna y me deprimo más.

19:25- Fin de la reunión. El informe que por la mañana no tenía prisa lo quiere dentro de 2 días.

19:35- Valoro la posibilidad de ducharme antes de irme a casa. Decido que sería una tontería, porque al entrar en el coche volvería a sudar como un pollo.

19:37- Me subo al coche. Vuelvo a sudar como un pollo.

20:10- Llego a casa, después de chuparme el atasco al sol y sin aire acondicionado. Intento ser positivo: mi brazo izquierdo y el lado izquierdo de mi cara se están poniendo morenos. Algo es algo.

20:20- Debería planchar, pero me da pereza. Decido salir a correr. Tengo la sensación de que estoy olvidando algo.

20: 30- Vuelvo a casa. Sigue haciendo demasiado calor para correr. Decido ducharme.

20:35- Estoy en la ducha cuando recuerdo lo que se me olvidaba: no he ido a comprar galletas, ni café, ni leche. Mierda. El recuerdo del engrudo de Krispies hace que un escalofrío recorra mi espalda.

20:36- Me hago la firme promesa de ir mañana a comprar. Sin falta.

20:50- Ceno un plátano.

21:10- Comienzo a zapear en la tele, en busca de un programa que me guste y que sea corto. No quiero acostarme tarde, y sé que si me lío a poner películas en DVD al final voy a trasnochar.

22:55- No encuentro nada visible. Pongo un DVD. Mientras ajusto el menú intento pensar qué coño ha pasado con las dos horas anteriores.

01:36- Despierto sin saber dónde estoy.

01:37- Consigo aterrizar. Estoy en el sofá y la película ya ha terminado. Me voy a la cama.
Viernes 16 de Julio de 2010
Recibo un indignado mensaje de mi hermano: "Cómo te atreves a llamar cacharro a MI coche" (él fue el que me lo vendió, hace años; pero por lo visto el hecho de que yo se lo pagara religiosamente no fue suficiente para desatar los lazos afectivos que le unían al bólido). Me exige una reparación de tamaña afrenta. En fin, un hermano es un hermano (que cada uno entienda esto como quiera), así que ahí va la rectificación: mi co.... su co... el coche es lo más mejor del mundo mundial. Lo quiero. No podría vivir sin él.
Ya ven. Ha sido un día genial... que ha durado unas 270 horas.

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